
Solista: Julieta Venegas (México)
Debo confesarlo: me gusta su tierno rostro y su grácil cuerpo. Su voz, tan liviana y poderosa como la de una adolescente, me encandila hasta el enamoramiento. Es más, en una ocasión, en uno de sus vídeos, logré contemplarla en sostén. Y, como es obvio, suspiré y elucubré fantasías. Ay, Julieta, para mí, eres el imposible femenino… Pero como cantautora, aún no me convences.
Empiezo con sus singles. “Me voy” es el primero que ha sonado en las radios. Si lo compara con los hits de su álbum anterior, querido lector / oyente, verá que no trae nada nuevo. Es una canción pop que, como en los finales de las tiras cómicas de Condorito, hará muy pronto ¡plop! Así es. Las radios dejarán de tocarla y desaparecerá en medio de las millones y millones de canciones que se han hecho con la misma estructura sonora y el mismo fin comercial. “Limón y Sal” es el segundo sencillo y le da nombre a la producción. Esta pieza tiene un detalle especial. ¿En dónde está? ¿En la melodía? No. ¿En las líricas? Y, como dicen las novias emocionadas frente al cura, debo decir: ¡Sí! La voz suelta: “te quiero con limón y sal”. Es cierto, no es un verso deslumbrante, pero hay algo que se tiene que rescatar. La gran mayoría de canciones de amor hablan de una pareja que se visualiza como si fuera la perfección encarnada. Pero, en este caso, se hace referencia a alguien con defectos, o, como diría el protagonista del cuento el Trompo, de Diez Canseco, a alguien con “quiñes”. Y eso hay que valorar. Pues se está pintando a un ser humano tal cual: con claridades y sombras. El tercer single es “Eres para mí”. ¿Cómo decirlo de forma elegante? Bueno, quizás de la siguiente manera: Julieta, si quieres perdurar, evita el chicle. Porque esa pieza es chicle-rosa-para-adolescentes. Es cierto, todos los cantantes tienen que comer de algo, y ese algo es un hit, y los hits usualmente son chicles. Pero, ¿no se pueden hacer acaso canciones chicles inteligentes? Charly García lo ha hecho. Tal vez sea muy aventurado decir esto, pero creo que Julieta también puede hacerlo.
Pero dejo a un lado los hits. Buceo en los otros tracks. Hay pues, en medio de los residuos tóxicos, corales bellos y, más al fondo, tesoros refulgentes. Por ejemplo, “Canciones de Amor”. Esa es una gema que brilla en la más oscura profundidad. Con el formato de una tradicional pieza mimosa, Julieta señala la impostura del género romántico. “Estoy tan cansada de las canciones de amor/siempre hablan de un final feliz/bien sabemos que la vida nunca funciona así”, dice Venegas, contradiciendo la lógica del cliché. Otra joya es “A dónde sea”. Con gran frescura, y ritmos guitarreros, la voz se preocupa en sí misma antes que en el otro: “Tengo una cita pendiente/con mi soledad/para ver quién soy cuando nadie está mirando”. No, estimado lector / oyente, no es egoísmo, es inteligencia.
Y bueno, ¿lo demás? Pues lo dejo a tu criterio. Deja que fluya ese crítico renegón que llevas dentro. Ahora me despido, sin antes agregar que, Julieta, pese a tu disco, y debido justamente a él, sigues siendo mi imposible femenino.
Debo confesarlo: me gusta su tierno rostro y su grácil cuerpo. Su voz, tan liviana y poderosa como la de una adolescente, me encandila hasta el enamoramiento. Es más, en una ocasión, en uno de sus vídeos, logré contemplarla en sostén. Y, como es obvio, suspiré y elucubré fantasías. Ay, Julieta, para mí, eres el imposible femenino… Pero como cantautora, aún no me convences.
Empiezo con sus singles. “Me voy” es el primero que ha sonado en las radios. Si lo compara con los hits de su álbum anterior, querido lector / oyente, verá que no trae nada nuevo. Es una canción pop que, como en los finales de las tiras cómicas de Condorito, hará muy pronto ¡plop! Así es. Las radios dejarán de tocarla y desaparecerá en medio de las millones y millones de canciones que se han hecho con la misma estructura sonora y el mismo fin comercial. “Limón y Sal” es el segundo sencillo y le da nombre a la producción. Esta pieza tiene un detalle especial. ¿En dónde está? ¿En la melodía? No. ¿En las líricas? Y, como dicen las novias emocionadas frente al cura, debo decir: ¡Sí! La voz suelta: “te quiero con limón y sal”. Es cierto, no es un verso deslumbrante, pero hay algo que se tiene que rescatar. La gran mayoría de canciones de amor hablan de una pareja que se visualiza como si fuera la perfección encarnada. Pero, en este caso, se hace referencia a alguien con defectos, o, como diría el protagonista del cuento el Trompo, de Diez Canseco, a alguien con “quiñes”. Y eso hay que valorar. Pues se está pintando a un ser humano tal cual: con claridades y sombras. El tercer single es “Eres para mí”. ¿Cómo decirlo de forma elegante? Bueno, quizás de la siguiente manera: Julieta, si quieres perdurar, evita el chicle. Porque esa pieza es chicle-rosa-para-adolescentes. Es cierto, todos los cantantes tienen que comer de algo, y ese algo es un hit, y los hits usualmente son chicles. Pero, ¿no se pueden hacer acaso canciones chicles inteligentes? Charly García lo ha hecho. Tal vez sea muy aventurado decir esto, pero creo que Julieta también puede hacerlo.
Pero dejo a un lado los hits. Buceo en los otros tracks. Hay pues, en medio de los residuos tóxicos, corales bellos y, más al fondo, tesoros refulgentes. Por ejemplo, “Canciones de Amor”. Esa es una gema que brilla en la más oscura profundidad. Con el formato de una tradicional pieza mimosa, Julieta señala la impostura del género romántico. “Estoy tan cansada de las canciones de amor/siempre hablan de un final feliz/bien sabemos que la vida nunca funciona así”, dice Venegas, contradiciendo la lógica del cliché. Otra joya es “A dónde sea”. Con gran frescura, y ritmos guitarreros, la voz se preocupa en sí misma antes que en el otro: “Tengo una cita pendiente/con mi soledad/para ver quién soy cuando nadie está mirando”. No, estimado lector / oyente, no es egoísmo, es inteligencia.
Y bueno, ¿lo demás? Pues lo dejo a tu criterio. Deja que fluya ese crítico renegón que llevas dentro. Ahora me despido, sin antes agregar que, Julieta, pese a tu disco, y debido justamente a él, sigues siendo mi imposible femenino.
Julio Meza Díaz
Gracias a You Tube algunos videos: