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martes, 24 de enero de 2012

Sobre algunos grupos en español (que tal vez no conoces)

Si algo extraño de la década de los 90 es MTV Latino. Aunque su propósito era económico como el de cualquier empresa, este canal de televisión por cable dedicó sus primeros años de actividad a la difusión del mejor rock en español. Su pantalla sirvió para que algunos talentos que surgían por aquel entonces tuvieran un público fiel más allá de sus países de origen. Entre los grupos que se beneficiaron de esta oportunidad se puede mencionar a Café Tacvba, Babasónicos, Aterciopelados y Los Tres. MTV Latino cumplió también la tarea de insuflarles nueva vida a músicos que ya habían acumulado varios años de carrera. Algunos de ellos son Los Fabulosos Cadillacs, Soda Stereo, Charly García, El Tri y Paralamas Do Sucesso.

Lamentablemente, en algún momento el negocio dejó de ser rentable (o, aunque lo fuera, los inversionistas querían más dinero), y MTV Latino se convirtió en un canal con programación para oligofrénicos. Además de realities shows que apelan a lugares comunes (como el de adolescentes que sufren problemas de identidad sexual o embarazos no deseados; el de niños y niñas que se obsesionan por ganar concursos de belleza; o el de modelos que se jalan de los pelos o regalan sexo con tal de ser las estrellas de las pasarelas), MTV Latino ahora emite por lo general la obra de músicos sin mayor propuesta estética que la que lucen en su ropa y maquillaje.

Sin embargo, no todo está perdido. Si en los 90 teníamos a MTV Latino, en esta década disponemos de una plataforma mayor: la web; y, con precisión, youtube.

Solo hace falta tiempo libre y mucha paciencia. Buceando en youtube uno encuentra casi siempre residuos tóxicos. Pero a veces un destello sugiere el escondite de tesoros. Lo recomendable es ir tras la señal y cruzar los dedos. En días de suerte se regresa a casa con verdaderas joyas.

Lo que sigue son algunas de las perlas que he hallado.

Zapato 3 (Venezuela)

Los primeros pasos de Zapato 3 se remontan a inicios de los 80. Quizá por ello su sonido le debe mucho al post punk. Cabe aclarar, sin embargo, que no son epigonales. Sus atmósferas nos remiten a The Cure o Depeche Mode, pero sus líricas sencillas y la fuerza de su actitud nos señalan elementos del hard rock. Este eclecticismo (que toma de lo lánguido y tétrico, como de lo duro y vitalista) permite que la voz principal nunca escape de la mesura, incluso cuando entona historias desbordadas de pasión. Aunque lo descrito pareciera una lista de defectos, lo cierto es que estas características hacen de Zapato 3 un grupo de raro y atractivo sonido.

En mi opinión, su mejor disco es Cápsula para Volar (Universal Music, 1995). Algunas de las canciones de este trabajo rotaron por MTV Latino. Sin embargo, quizás porque no fueron escuchados con atención, porque otros  contemporáneos suyos tuvieron más espacio o porque simplemente fueron víctimas de una mala estrella, Zapato 3 no logró la internacionalización que merecía. Luego de cinco discos de estudio y varias antologías, se separaron el 2000. Más de una década después, con motivo del Festival Motorland de Valencia, Venezuela, los integrantes de la última formación de Zapato 3 se reunieron para cantar sus antiguos éxitos y prometieron regresar con una gira nacional que se realizaría este año.

La Derecha (Colombia)
    
Colombia es cuna de buenos músicos. No por gusto, desde 1995, se celebra una vez al año en Bogotá el festival gratuito de rock más grande de Latinoamérica: Rock al Parque [1]. Por sus escenarios han pasado no solo autores oriundos, sino también estrellas de otros países. El 95 tuvieron a Seguridad Social, de España; el 96, a Lucybell de Chile; el 99, a Café Tacvba de México; el 2004, a Babasónicos y Luis Alberto Spinetta de Argentina; y el 2010, a Andrés Calamaro, también de Argentina. Por supuesto, la lista que acabo de enumerar es una muy breve y rápida, pues las bandas que han tocado en Rock al Parque suman casi el medio millar.

Con esta clase de iniciativas, no es difícil prever que en Colombia surjan grupos como La Derecha. De estilo minimalista (en ocasiones solo recurre a la percusión y el bajo para sus composiciones), La Derecha se convirtió en grupo de culto con dos únicos discos, uno epónimo (BMG / La culebra, 1994) y el otro titulado Balas de bebé… y otras canciones de cuna (BMG, 1996). Si bien su sonido toma a veces elementos de la música tropical, lo que genera simpatía es el modo en que ejecutan sus canciones, un modo provocador, de adolescentes combativos o rebeldes de asfalto.

El año pasado, La Derecha volvió con una tercera producción, Polvo eres. Como era su deber, se presentó en la última edición de Rock al Parque, la cual tuvo 336 mil participantes durante sus cuatro días de conciertos.

No se debe olvidar que Rock al Parque nace gracias a una iniciativa de Mario Duarte, vocalista de La Derecha.

La Secreta (Paraguay)

Paraguay es un universo cultural aún por explorar. Aunque varios de sus artistas han logrado reconocimiento mundial (el escritor Roa Bastos, por ejemplo), sus creadores jóvenes no han recibido la difusión que tienen a veces en exceso los argentinos. Siendo mi nacionalidad peruana, debo confesar que envidio el respeto de los paraguayos hacia su propio pasado. Mi país ha heredado una riquísima cultura precolombina que, salvo por los motivos económicos que alientan el turismo, se niega a aceptar como suya. Basta un ejemplo para graficar mi afirmación. Pese a que La Constitución Política del Perú señala como idiomas oficiales “el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley”; en la práctica el estado (que debería respetar sus propias normativas) no brinda sus servicios más que en español, discriminando así a los ciudadanos que hablan lenguas originarias.

Sin embargo, en Paraguay, tanto en la teoría como en la práctica, dos son los idiomas oficiales: el español y el guaraní.

La Secreta es un grupo que nace a mediados de la década del 2000. Su primer disco, Gratis es más rico (Limbopy, 2004), definió su estilo: un nudo conformado por rock y polka paraguaya. Sus líricas pueden ser tristes o jubilosas, pero nunca dejan de manifestar, sea de modo explícito o soterrado, una voluntad acerada y dispuesta a dar batalla. A mi parecer, La Secreta ha logrado una armoniosa fusión musical, la cual, pese a la creencia de las mayorías, no es una tarea fácil. Hacer fusión no significa cantar en quechua, aymara, guaraní o mapuche, pero tocar de forma idéntica a Led Zepellin o Jim Morrison. Tampoco es sumarle uno que otro sonido de quena o bombo a una pieza calcada del algún exponente del britpop. Mucho menos es tocar como Pearl Jam usando un chullo, poncho u ojotas. Vale la pena recordarlo: la fusión no es ornamento, sino simbiosis. Y La Secreta lo sabe y demuestra.  

No creo pecar de exagerado con lo siguiente: La Secreta es la punta de lanza de la nueva generación de músicos talentosos latinoamericanos. Su último disco, Demasiado (Limbopy, 2011), así lo demuestra.    

Youtube y play

El MTV Latino que recuerdo con nostalgia desapareció hace más de una década. Ojalá alguien se animara a retomar su labor. El rock en español no solo impresiona por sus características propias, sino también por el numeroso público que lo consume. Los empresarios que invierten en medios de comunicación deberían analizar este mercado. Se sorprenderán al descubrir que apostar por cultura musical de calidad no es ningún absurdo.

Y mientras esperamos que llegue otro canal de TV que masifique nuestros sonidos, no debemos desdeñar la opción que nos resta: ir al youtube, dejarse llevar por la intuición y presionar play.

Julio Meza Díaz

[1] Para mayor información, ver la página del festival: http://www.rockalparque.gov.co/



Gracias a youtube:




















sábado, 18 de junio de 2011

Los Prisioneros y Soda Stereo: ¿Polos opuestos?

A mi amigo Gerardo Álvarez

1
He deseado matarlos como un buen hijo debe matar a su padre para conseguir por completo su libertad. Critiqué de modo violento su disco Manzana[1]. Los negué ante adictos del virtuosismo musical. Luché por rechazar dentro de mí mismo su influencia. Pero ahora no puedo negarlos; y lo diré en una frase que ojalá se leyera como un grito salpicado en sangre: yo soy hijo de Los Prisioneros.

2
Hace varias semanas fui a una peluquería en la cual, a falta de ejemplares de Condorito, tomé una revista Somos. Era una edición de mayo del 2010, y entre sus páginas encontré un artículo titulado: South American Rockers[2]. El autor, un periodista de nombre Jeremías Gamboa, garabateaba algunas líneas al respecto de la obra musical de Gustavo Cerati. Y uso el verbo garabatear, porque escribió frases como esta: “Cerati no les ofreció [a sus oyentes] la profundidad ni el genio vanguardista de músicos como Charly García o Luis Alberto Spinetta, pero sí cumplió a cabalidad el rol del divo del rock”. Me pregunto: ¿puede haber ignorancia sobre el rock latino más profunda que esta? ¿Por qué no se inventa de una buena vez un papel que arda en fuego apenas alguien escriba semejantes infundios? No conozco a Jeremías Gamboa, no le tengo ninguna aversión personal ni mucho menos envidia, pero ojalá llegara a leer las líneas que siguen: Cerati sí ha ofrecido profundidad y genio de vanguardia; para comprobar que no miento solo hace falta escuchar el Dinamo en su época de Soda Stereo (disco en el cual relee de forma alucinante a My Bloody Valentine), o el Bocanada en su etapa de solista (en el cual transforma en plastelina las máquinas para convertirlas en piezas expresivas de amor, pasión y luz).

Pero no haré paté con mi hígado, e iré al tema que trato de articular en este texto. En el artículo de Jeremías Gamboa se trasluce algo que, desde hace varios años, gran parte de la prensa y otros advenedizos han querido imponer con la fuerza de sus plumas ignaras: que Los Prisioneros y Soda Stereo eran grupos de rock que representaban perspectivas completamente diferentes de ver la realidad. Gamboa lo dice así: “Mi generación, como otras, se desgarró en la contradicción: nos debatimos por igual entre el impulso visceral por rechazar aquello que veíamos lejano e inaccesible… y el deseo real de sumergirnos en [aquello mismo] con el glamour de otras partes del mundo. González fue la voz de la verdad, de lo que nos pasaba, nos jodía y nos torcía el alma. Cerati no dejó de encarnar jamás la concreción de aquello que soñábamos ser. Lo que anhelábamos”[3].

Es decir, polarización. Los Prisioneros a la izquierda. Soda Stereo a la derecha. No creo equivocarme al adjetivar esta forma de concebir el mundo como maniquea. Y, por ende, falsa.


3
Les dije por separado a mis hermanos que haría un artículo en el cual trataría de encontrar más coincidencias que diferencias entre Los Prisioneros y Soda Stereo. Favio, al que le llevo siete años, se preocupó. Estudiante de la especialidad de Historia, me dijo que Los Prisioneros son nuestros, “mío y tuyo y del resto de los nuestros”, y, aunque respeta a Soda Stereo y Cerati, y los escucha y admira, él siempre preferirá a Los Prisioneros. Por su parte, Renán, sociólogo de profesión, quien me lleva dos años, me vino deslizando comentarios conciliadores que, sin embargo, no lograban esconder su preferencia por Soda Stereo. No por nada hemos vivido 30 años en la misma casa: Renán tiene en cd´s originales toda la producción de Soda Stereo (y amenaza con adquirir la de Cerati también).

Ante este panorama, y en un hogar compuesto por melómanos (si alguien toma un disco de mi papá y no lo devuelve a su sitio puede generarse una crisis familiar casi irreconciliable), he tenido que reflexionar y reflexionar y reflexionar mil veces para, por fin, escribir este artículo. Y quizás se deba a lo delicado del tema que su estructura es fragmentaria. Siempre tengo presente que una escalera en espiral solo se puede descender con paciencia y paso a paso. Lo contrario es para tontos o suicidas.

4
Argentina. Año 1984. Producido por Federico Moura (líder de Virus)[4], Soda Stereo saca a la luz su primer disco, el cual lleva el nombre del grupo. La canción con la que abre es “¿Por qué no puedo ser del Jet Set?”. En su lírica, se leen los siguientes versos: “Yo me codeo… que tipo inteligente / Tengo el bolsillo agujereado / Pero al menos tengo un Rolex / lo he logrado”. Dime, estimado lector / oyente, ¿son estos acaso versos que miran con respeto al Jet Set? ¿No será más bien una ironía sobre ese mundo que se caracteriza por la falsedad e hipocresía? Pero si quedan dudas al respecto, acá está la explicación que el mismo Cerati dio, y que se recoge en la página Zona de Promesas[5]: “Para escribir la letra me inspiré en lo que pasaba por entonces en las revistas de actualidad, que le dedicaban montones de páginas a Carolina de Mónaco y los principados europeos, como si eso fuera lo único que existiera. También describe la situación de una publicidad de Peugeot, la de la mujer con rimmel y clima sofisticado. Se podría decir que le robamos un poco al jingle...”[6]. Es evidente, pues, el afán irónico de Soda Stereo en esta canción; como es evidente también su mirada despectiva sobre el Jet Set. En el mismo disco se encuentra la canción: “El tiempo es dinero (Dorian Gray)”. No hace falta hacer mención a la lírica. Solo recordar el argumento de la novela El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. Dorian, que solo vive para satisfacer su hedonismo, exhibe un rostro siempre joven en las calles y los salones donde comete sus perversiones y fechorías, pero un retrato suyo que esconde en el interior de su casa va mostrando podredumbre en el rostro retratado, podredumbre que se intensifica a medida que Dorian se sumerge más y más en el fango del egoísmo exacerbado.

5
Chile. Año 1984. Producido por Jorge González, nace el disco La voz de los 80s[7]. Basta con leer los títulos de varias de las canciones para hacerse una idea de lo que tratan: Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos, No necesitamos banderas, Nunca quedas mal con nadie, Mentalidad Televisiva. La Voz de los 80s fue un ladrillazo en la nuca del status quo. En un contexto de dictadura militar, tres adolescentes alzaban su voz sin titubeos y disparaban con su música a los “todo poderosos” militares, políticos, empresarios y demás sanguijuelas. Sin embargo, no todo en ese disco era grito furibundo. Hubo una canción de amor, de triste amor, que nos dejó ver que no solo de furia reivindicativa vivían Los Prisioneros, sino también de amor: Paramar. Joya (ojo: no joyita, sino joya), joya musical que aún ahora entre los adolescentes (y los que pese a nuestra edad luchamos por seguir siendo sensibles) se escucha como soundtrack obligatorio para nuestras personales historias de desamor.

Pero esta no es la única canción sin tintes políticos de Los Prisioneros. Corazones[8] es un disco que, si bien contiene piezas de espíritu contestarario, el grueso de ellas trata historias de amores tortuosos, pasiones desgarradas y amistades de laberínticas pulsiones. Los sentimientos más íntimos también generan prisiones o rutas de escape hacia la libertad.

6
“¡Pero Soda Stereo se volvió con el tiempo en la encarnación del hedonismo!”, dirá alguno por ahí. Nada más falso. En el disco Nada Personal[9], está la canción Cuando pase el temblor. A mi modo de ver, esta es una canción veladamente política. La voz canta que aguarda el “temblor”, pide que le despierten cuando “pase el temblor”, y añade, como única explicación para su extraño estado, lo siguiente: “hay una grieta en mi corazón / un planeta con desilusión”. Un “temblor” implica siempre un cambio geográfico. El temblor al que refiere Cerati quizás sea la llegada de un mejor momento para su entorno, un mejor momento político, social y/o económico. No por gusto esta canción lleva aires andinos (sintetizador con sonido de quenas) y el video clip se filmó sobre pequeñas ruinas incaicas al norte de la Argentina.


En el disco Canción Animal[10], se puede escuchar Lo que sangra (la cúpula). Aquí la lírica es menos velada: “Yo conozco ese lugar donde revientan las estrellas / yo conozco la escalera en espiral hacia la cúpula... los guardianes pierden el honor / mientras desfilan hay tanto fraude a nuestro alrededor... es amor lo que sangra / desde el cielo en la cúpula / es amor lo que sangra / sobre el techo en la cúpula”. ¿La cúpula no será acaso la élite política? ¿No desfilan acaso los militares? ¿No serán acaso los poderosos los autores de “tanto fraude”? ¿Y esos guardianes? ¿Está haciendo referencia a “los guardianes” de los que habla Platón en la República; es decir, de aquellos que cuidan de los gobernantes de la polis, de la polis misma y de que los gobernantes no se conviertan en tiranos?[11]

En mi opinión, Soda Stereo no resbaló en el Jet Set del que se burlaba. Y si así fuera, supo ponerse en pie y seguir burlándose (en tonos cada vez más gruesos) de la estupidez que reina tras las caretas del poder.

7
Soda Stereo era una banda de virtuosos en términos musicales. Los Prisioneros era una banda de rebeldes en términos musicales y existenciales. Y aunque estas son las percepciones que se manejan de ambos grupos, son percepciones que se detienen de modo facilista en la epidermis. No se entendió el sistema circulatorio del ser humano contemplando únicamente la piel. Se tuvo que hacer cortes, salpicar sangre, tomar el corazón en las manos y entender que no solo somos superficie, sino también intrincadas redes que le dan vida a la vida.

8
Favio, Renán: no me pidan que elija. Soda Stereo es mi gran amigo. Pero Los Prisioneros son mi padre. Y si en una situación límite deberé optar por la vida de uno de ellos, pues daré la mía. Y mientras espero el calor de la bala en el centro de mis ojos, tararearé El Baile de los que Sobran.



Julio Meza Díaz

[1] http://atrapalaluz.blogspot.com/search/label/los%20prisioneros
[2] Revista Somos del diario El Comercio. 29 de mayo de 2010. Pág. 60. El artículo fue escrito por razón del delicado estado de salud en el que había recién caído Gustavo Cerati.
[3] Ibid.
[4] A mi entender, no fue tanto Spinetta, sino Moura el gran maestro de Cerati. La estética musical de Virus y, sobre todo, su lírica lasciva, a veces críptica, a veces transparente, fueron influencias importantes en Cerati. Ojo con lo primero: Virus, en sus pocos años con Federico Moura a la cabeza, realizó una búsqueda musical amplísima: sus discos son aparatos sonoros que, con sutilezas y/o radicalizaciones, se diferencian uno de otro. Quizás su única constante fuera la siguiente: el movimiento perpetuo. Y esto lo aprendió bien Cerati. Soda Stereo jamás se quedó en un solo sonido; y Cerati como solista era inaprensible para la crítica, siempre afecta a limitar el arte en casilleros estancos. Es más, intuyo que aun ahora Cerati sigue componiendo en su silencio. Y cuando despierte, hará el Disco de los discos de rock.
[5] http://www.zonadepromesasweb.com.ar/ Zona de Promesas es una página de fanáticos de todo el mundo de Soda Stereo y Gustavo Cerati. En ella hay una multitud de foros en los cuales se debate al respecto de sus obras. El foro en donde se menciona la explicación de Cerati sobre la letra de ¿Por qué no puedo ser del Jet Set? es el siguiente: http://www.zonadepromesasweb.com.ar/foro/showthread.php?10112-PORQUE-NO-PUEDO-SER-DEL-JET-SET-%7C-COMO-SE-COMPUSO
[6] Gamboa, sin embargo, señala que esta canción hace referencia a los “deseos [de Cerati] de ser parte del jet set, en los tempranos ochenta”.

[7] La voz de los 80s, 1984. EMI, 1985.
[8] Corazones, Emi Odeon Chilena, 1990.
[9] Nada personal. CBS, 1985.

[10] Canción animal. CBS, 1990.
[11] Tengo las siguienteshipótesis: Cerati leyó a Platón o lo leyó a través de Watchmen, la novela gráfica de Alan Moore, en la cual se retoma la pregunta que Platón desliza a través de Sócrates en La República: Quis custodiet ipsos custodes? (¿quién guardará a los guardianes?).

Gracias a You Tube y a los que suben los videos:







sábado, 28 de agosto de 2010

La radio peruana: ceguera permanente


Lo que sigue es obvio: la radio se maneja por las leyes del mercado. Ergo, su oferta depende de la demanda; busca el mayor beneficio invirtiendo el menor costo; le importa el producto, no la obra de arte.
Estimado lector / oyente, para bien o para mal, todo lo anterior debemos aceptarlo para intentar darle un giro a la situación. Y eso es lo que pretendo hacer en este pequeño texto: aceptar las reglas, reflexionar sobre ellas y tratar de ganar dentro de sus propios límites.
¿Cuál es el producto que vende de acuerdo con la lógica de las radios? En estos momentos, la cumbia. Pienso al azar en uno de los máximos exponentes de este género. Por ejemplo, el Grupo 5. No cabe duda de que han alcanzado la cumbre del estrellato. Los pasan todo el día en la radio, sus conciertos son multitudinarios y los medios escritos como televisivos les dan un amplio espacio. Ahora bien, ¿cuánto cuesta la entrada a un concierto del Grupo 5? Pueden revisar Tu Entrada o Teleticket: el rango del precio está entre 20 y 40 soles. No lo niego: es un buen negocio presentar en vivo al Grupo 5. Casi siempre logran el lleno completo de ambientes para 5, 7 ó 10 mil personas.
Debo entonces concluir que, si el Grupo 5 logra semejante acogida, el público está dispuesto a escuchar sus canciones en la radio; y debo concluir también que, si el público está dispuesto a escuchar las canciones del Grupo 5 en la radio, los programadores pondrán en sus emisoras lo que el público pide: Grupo 5; y, finalmente, debo concluir además que, si el público escucha la radio porque transmite música del Grupo 5, las empresas harán publicidad en las emisoras que transmiten a la dichosa banda musical, porque solo de esa manera podrán vender sus productos al público.
¿Algo enredado? Tal vez. Pero si agudizas los sentidos, estimado lector / oyente, te darás cuenta de que estoy hablando de lo más sencillo del mundo: como dirían Los Prisioneros, ellos “quieren dinero”. Así de sencillo.
Pero he señalado que trataré de ganar dentro del juego del libre mercado. Los programadores y las empresas quieren dinero, es cierto; y yo considero que no han abierto los ojos ante una verdadera mina de oro. Están ciegos desde hace mucho tiempo, o, quizás, sufren de una miopía que no les deja ver más allá de lo demasiado evidente…
…De modo que con las siguientes preguntas (y sus correspondientes respuestas) pretendo devolverles un poco de su capacidad visual: ¿Cuánta gente fue a los dos conciertos de Soda Stereo? Más de 80 mil fanáticos. ¿Cuántas personas estuvieron dispuestas a pagar el boleto para la zona más exclusiva del concierto de R.E.M.? 300 ó 400. No lo sé. Estoy tanteando ¿A cuánto ascendía la entrada vip del concierto de Metallica? 450 soles con descuento. 600 sin descuento. ¿Qué precio tenía la entrada más barata para el concierto de Depeche Mode? 50 soles. ¿Y la que le seguía? 310 soles. ¿Cuántas personas fueron al concierto de Oasis? 45 mil personas.
Señores programadores, ¿no se dan cuenta de que transmitiendo rock (y, sobre todo, buen rock) ganarán enormes cantidades de dinero? Hay un público ávido de escuchar la música de los grupos nombrados (y de muchísimos más). Y ese público tiene posibilidades económicas tan fuertes como para pagar 600 soles por una entrada a un concierto de, por ejemplo, New Order o Morrisey.
Señores empresarios, ¿no se dan cuenta de que sus productos también pueden ser comprados por oyentes de rock? Y les doy un dato: es probable de que sus productos más exclusivos y, por ende, los que les rinden más utilidades sean adquiridos únicamente por personas que están dispuestas a pagar 800 o 1000 soles por ver en primera fila a, por ejemplo, Pink Floyd o Paul Mc Cartney.
Señores programadores y empresarios, abran los ojos… Ha llegado la hora de que ganen dinero con buen rock.
Y a ti, querido lector /oyente, te pido disculpas. Es horrible hablar de este modo de la música que más te agrada. Es mezquino y egoísta. Pero ha llegado el momento de que la radio peruana, por lo menos en base al “argumento irrefutable” del dinero, se extienda a nuevas opciones artísticas. Lo repito: la idea es ganarles con sus reglas y dentro de su propia cancha.
Julio Meza Díaz

Algunas radios peruanas que también transmiten su señal mediante la web:




sábado, 19 de junio de 2010

¿Cuán profundas son las letras de Ricardo Arjona?

La noche anterior al siniestro acontecido en Chile (1) se desarrollaba con éxito el popular festival de música “Viña del Mar”. Gracias a TV Chile, que tiene anexada su señal entre los canales de cable, pude ver a una serie de artistas dispares: desde contorsionistas cantantes de reggaeton, hasta estrellas del ayer con poco presupuesto para un buen servicio odontológico (2). Pero, si en esta fiesta de la canción algo me impresionó, fue la performance de Ricardo Arjona, quien, mientras agitaba su cabellera al viento -cual injerto contrahecho de Kiko (3) y el “Che” Guevara-, profería canciones vacuas que alborotaban a un público ansioso porque su vida sea como una comedia sentimental.

Muchos dirán que exagero, que soy un envidioso porque no tengo el atractivo de Arjona, ni su talento musical, ni mucho menos la gruesa billetera que maneja. No, señores y señoritas. Confieso que no tengo nada de lo enumerado; sin embargo, confieso también que prefiero carecer de aquello antes que ser Ricardo Arjona. Pues este, de acuerdo con mi juicio, es tal vez el autor de los versos más desconcertantes de la Historia de la lengua española.

Y bueno, quizás a causa de una deformación profesional -estudié Derecho-, cada vez que disparo una afirmación siempre me remito a las pruebas. Y, en esta oportunidad, no haré la excepción. En las líneas de abajo, me detendré en algunos detalles verbales que el cantante guatemalteco lanzó en “Viña del Mar”. Así, procuraré demostrar que Arjona ha aportado con su extraño talento al ¿desarrollo? estético de nuestra lengua. Cervantes, ¡agítate en tu tumba!

Reviso una estrofa de “Mujeres”, uno de sus mega hits más coreados: “Mujeres / lo que nos pidan podemos / si no podemos no existe / y si no existe lo inventamos por ustedes / mujeres”. Conmovedor, ¿no? El hombre como una fuente apaciguadora de los más diferentes caprichos mujeriles. Esa podría ser una lectura válida, pero acaso un poco plana. A mi parecer, el aspecto sobresaliente se encuentra en el postulado genial de Arjona (dice él: “si no existe, lo inventamos”) que rebate uno de los pilares esenciales de la física, pilar que dicta lo que sigue: “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”… Señores y señoras de la comunidad científica mundial, Ricardo Arjona ha realizado un aporte a las ciencias contemporáneas que les obligará a re-escribir todo lo dicho hasta ahora. El mencionado poeta resume su descubrimiento en esta fórmula: mujer solicita el no ser + hombre demuestra su amor = el no ser se convierte en ser. (Los científicos abren los ojos como platos. En seguida, rumorean que Arjona será el siguiente Nobel de Física).

Me detengo en un fragmento de la canción “El problema”. Estimado lector / oyente, estoy seguro de que, sin desearlo, hasta tus oídos ha llegado este verso de contenido sui generis: “¿Cómo encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos?”’. En este caso, Ricardo Arjona se sumergió en las profundidades de la metafísica y, dejando atrás al mismísimo Borges, escribió semejante ejemplo de luminosidad intelectual. ¿Ha conseguido otro homo sapiens sapiens algún logro artístico-filosófico parecido? Claro. Recuerdo haber escuchado en una clase de Derecho este razonamiento impresionante: “Los únicos que se pueden divorciar son los que han contraído matrimonio”. Asombroso, ¿no? Sin embargo, creo que Arjona ha marcado un récord imbatible en la carrera de los axiomas: si alguien escribe algo más extremo, significa que las cucarachas deben gobernarnos

En la canción “Así de ilógico” encuentro estos versos: “Así de absurda es mi vida sin ti / Como un bronceador en casa de esquimales”. ¿Alguien habló de César Vallejo? ¿De Octavio Paz? ¿De Pablo Neruda? ¿Quiénes son esos? ¿Poetas? ¡No! En Latinoamérica el único vate es Ricardo Arjona, que nos deslumbra con el manejo excelso de las más complejas figuras poéticas. Estimado lector / oyente, si te fijas en el símil que emplea, descubrirás que Arjona es un escritor de vanguardia que experimenta con el lenguaje y abre una nueva brecha para la expresión estética. Y, debido a esto, no me queda duda de que Cervantes está agitándose en su tumba y suplicando resucitar para morir de nuevo.

¿Son o no son estos versos los más desconcertantes de la Historia de la lengua española? Pues, de acuerdo con las pruebas exhibidas, estoy casi seguro de que sí lo son. Pero, estimado lector / oyente, qué te parece más desconcertante: que exista alguien como Ricardo Arjona o que existan multitudes de personas que lo escuchan con fervor… O ambos son igual de desconcertantes… O tú y yo somos los desconcertantes… O somos el sueño de un sueño de Ricardo Arjona… O…

Julio Meza Díaz

(1) El referido siniestro -un terremoto de una magnitud de 8.8 Mw- sucedió en la madrugada del sábado 27 de febrero de este año.
(2) Estimado lector / oyente, si deseas ver el video de la estrella del ayer sin presupuesto para un buen dentista, revisa esta dirección en youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=1MeMunqKIfU
(3) El Kiko del que hablo es el único Kiko que conozco: el personaje cachetón de la vecindad del Chavo del 8.

Gracias a You Tube, las canciones de este poeta universal:





domingo, 12 de julio de 2009

Ser o parecer

Desde hace unos días atrás, he tomado la costumbre de salir a correr alrededor del pentagonito. Confieso que el deporte no es mi fuerte; de modo que, luego de alcanzar aproximadamente los trescientos metros planos, empiezo a sentir la agitación del cansancio y el arrepentimiento por todas las noches de bohemia en las que, perdido en el frenesí desatado, consumí bebidas espirituosas y hierbas aromáticas. Finalmente, ya por completo agotado, me detengo a respirar hondo y descansar en un agradable parque, que, quizás por su ornamentación excesiva –tiene una laguna con patos reales, una pérgola de madera blanca y un puente con detalles labrados–, se ha convertido en centro para sesiones fotográficas de parejas recién casadas.

Hoy, sudado y con la respiración entrecortada, me senté de nuevo en una de las bancas del mencionado parque, y, entre los árboles sosegados, pude observar al detalle ese trance extraño que es el tratar de perennizar el día del matrimonio. Los novios están tensos, pues temen que los trajes se arruguen o maltraten, que el peinado o el maquillaje se estropee, que se pase la hora y lleguen tarde a la fiesta. En suma, la situación es muy estresante. Sin embargo, al momento de la foto, deben (y repito: deben) fingir felicidad. Así, he visto a novias sonreír de oreja a oreja, y, luego del click fotográfico, volver al gesto de la mujer agobiada, perturbada y enferma de confusión. También he visto al novio mostrar su mejor porte de caballero, y, después del flash, arrojar una andanada de groserías contra la corte de ayudantes que se requiere en esos momentos.

De inmediato, me pregunté: ¿qué es más importante en los ritos contemporáneos como, por ejemplo, el matrimonio: ser o parecer? Y pensé en otros rito: el primer día de nido o colegio –en el que, en muchas ocasiones, el niño o niña está llorando con desesperación, pero la madre trata de sosegarlo para que salga bien en la foto–, la primera comunión –en la que, por lo común, el niño o niña está preocupado o incluso asustado porque recibirá el cuerpo y la sangre de un individuo que murió de forma tortuosa–, la graduación –en la que, por lo menos en mi universidad, los graduandos o graduandas están más interesados en que sea su terno o su vestido el más destacado de la ceremonia–, el primer día de trabajo –en el que, según mi experiencia, el novel trabajador o trabajadora está nervioso, pero siente la obligación de mostrar la tranquilidad de una roca–, y el día del entierro –en el que, usualmente, los deudos y deudas hablan maravillas del finado o finada, cuando, a veces, dichas maravillas esconden una vida llena de maldades y perversiones–.

¿Queda, entonces, algún rito en el que sea más importante ser que parecer? Bueno, creo que el único rito contemporáneo en el que se privilegia el ser se denomina concierto musical. Cuando uno es fan, cuando uno disfruta de la música que está oyendo en vivo, cuando uno siente que las notas atraviesan su cuerpo hasta sacudirlo de electricidad, cuando uno se encuentra rodeado de gente que comparte su placer por determinados sonidos, cuando uno junta su voz a la del cantante en una conjunción poderosa que destella amor a la música, cuando sucede todo ello, la persona no se guía por el “parecer”, sino por el “ser”. Puesto que, cuando se liberan tantas emociones, es difícil estar pendiente del parecer, que siempre requiere una deliberación previa. Así, en el concierto musical, el espectador sólo se deja llevar por el gozo, prescindiendo de las opiniones de los otros e incluso de las de sí mismo, opiniones que, en muchos casos, nos obligan a aparentar lo que no somos.
Entonces, estimado lector / oyente, te invito a que asistas a los conciertos musicales. Pues estos quizás sean el último rito en el que importe más el ser que el parecer. Como diría Gustavo Cerati, “bienvenidos al rito”.
Julio Meza Díaz


Gracias a You Tube, imágenes de algunos conciertos:




jueves, 2 de julio de 2009

Apología a los reproductores portátiles

Sé que muchos no estarán de acuerdo conmigo. Sé también que lo que afirmaré es caprichoso y exagerado. No obstante, quiero dejarme llevar por la pasión y el agradecimiento, y soltar en un grito poderoso lo siguiente: ¡El mejor invento del siglo XX es el reproductor portátil!

Era la década del 80, y mi hermano mayor, Renán, recibió como regalo de navidad un walkman. Al principio no me llamó la atención, pues me parecía un objeto demasiado grande como para llevarlo a todas partes. Sin embargo, Renán me lo prestó en una oportunidad, y, casi sin quererlo, salí a pasear a la calle con dicho aparato. ¡Qué enorme fue mi experiencia! ¡Qué maravillosa! Había descubierto que la música, la música que me gustaba, podía estar conmigo incluso en los lugares más insospechados, como en el bus, en una cola del banco o en el medio de un tumulto de gente. Emocionado hasta el tuétano, concluí en seguida: debo comprarme un walkman. Y, al poco tiempo, así lo hice.

Los años pasaron y, con ellos, fui adquiriendo progresivamente los reproductores portátiles más novedosos. En mis manos han estado un discman, un ipod y un mp3. Este último es el que, hoy por hoy, me acompaña en mis desplazamientos por la ciudad y el que, como si fuera una bella dama, recibe mis mejores tratos y mimos. Puesto que, según mi parecer, mi mp3 es la preja ideal: lo da todo sin esperar recibir nada a cambio (salvo una pila que, a veces, hasta es recargable).

Empero, hay detractores de los reproductores portátiles. Un gran profesor de la especialidad de Literatura de la Universidad Católica, quien enseña el curso de Literatura Italiana, me dijo una vez que el walkman empuja a la persona hacia el autismo. En ese momento no supe que responderle. Pero ahora, a manera de una defensa cerrada a favor de mi artilugio electromecánico preferido, puedo decir que el mencionado profesor se equivocaba. El individuo que sufre de autismo está encerrado en una burbuja que limita drásticamente su capacidad comunicativa. Por el contrario, el sujeto que usa, por ejemplo, un mp3, se encuentra en un constante intercambio dialógico con la música que escucha. Como es obvio, así no sea cantada, una pieza sonora es un mensaje expresivo, y lo que genera éste en el oyente (sea una sensación de agrado, desagrado o indiferencia) es una respuesta clara al evento señalado. De modo que, a diferencia del autista, el usuario de reproductores portátiles está en una constante experiencia comunicativa con la música que consume.

Ahora bien, además de lo dicho en el párrafo anterior, quiero manifestar la razón esencial que mueve esta pequeña apología. Cuando tenemos los oídos sin unos audífonos encima, el mundo es el que decide por nosotros qué escucharemos y qué no. Sin embargo, gracias a los reproductores portátiles, nosotros podemos elegir, haciendo uso de nuestra libertad, los sonidos a los que prestaremos atención, y con los que nos regocijaremos o fastidiaremos a lo largo del tiempo que consideremos necesario. Este es, entonces, el valioso favor que nos da el reproductor portátil: una posibilidad más de ejercer la libertad.

Sólo me resta agregar, hasta casi hacer estallar mis pulmones, lo que sigue: ¡El mejor invento del siglo XX es el reproductor portátil!


Julio Meza Díaz


Algunas páginas que ofrecen lo último en tecnología sobre reproductores portátiles:




martes, 30 de junio de 2009

La radio peruana

Hay una sentencia que repetimos cada cierto tiempo los que gozamos de la música en el Perú: la radio es una basura.

Aunque pareciera demasiado drástica, no es muy difícil sustentar esa afirmación. Sólo hace falta revisar el dial con los oídos atentos, y lo dicho se impregnará en nuestra mente como una sentencia inapelable. No obstante, para aquellos que no manejan el tiempo o la paciencia que demanda pasar de una emisora a otra, procederé a detallar lo que se transmite en el día a día. A favor de quienes se regocijan con la salsa (y, para ser más preciso, con la salsa sensual), hay una diversidad de estaciones que bien pueden satisfacer ese gusto. Pero, debo señalar que, si, por ejemplo, alguien deseara escuchar una salsa barroca, a la manera de las canciones de Maestra Vida, de Rubén Blades, tendría que aguardar un programa especializado o, es lamentable decirlo, la muerte del mencionado músico, hecho que, tal vez, motivaría la puesta en el aire de sus más destacados logros sonoros. Por otra parte, los adictos al folclor también poseen sus espacios en el dial. Pero, en los mencionados ámbitos, además de lo producido por los (as) cantantes de moda, ¿disfrutan de la fina guitarra de Manuelcha Prado o de las rebeldes canciones de Martina Portocarrero? La respuesta obvia es no. Empero, no quiero ser pesimista; de modo que seguiré mencionando otros géneros. Y se me ocurre el siguiente: el reggaetón. Si un sujeto es fanático de dicha corriente rítmica, no me cabe duda de que sí tendrá oportunidad de solazarse con las transmisiones radiales. Pero, si quiere prestar atención a las letras de Calle 13, grupo reggaetonero que crítica a sus pares musicales y, con ironía y desparpajo, ametralla con un verbo trepidante el sistema social, ¿podrá hacerlo? Pues no. Alguien de seguro preguntará: ¿y el rock? Pues, si a un individuo le divierte el rock, tiene a la mano un buen número de emisoras. Pero (y este es el cuarto “pero”), si quiere escuchar la poesía de Spinneta o las atmósferas de Pink Floyd, el sonido sucio del primer Leusemia o la etapa psicodélica de los Beatles, únicamente le resta lo siguiente: coger su cd o su archivo en mp3, presionar play, y sentirse el más raro de los raros… De modo que, y tomando de base los cuatro casos anteriores, resumiré el párrafo con esta pregunta: ¿cabe la posibilidad que grupos o cantantes que no sigan una línea comercial o fresca o ligera o light o como quieran llamarlo sean pasados por la radio peruana? Como sospechas, la réplica es un contundente: NO.

Ahora bien, la radio no es una basura porque en su gran mayoría de emisoras (1) transmita canciones meramente divertidas y populares. No, no es esa la razón de mi calificativo. Este se debe a que el dial peruano niega la diferencia. La rechaza. La esconde. La ningunea. ¿Y por qué lo hace? Quizás porque los programadores no ven más allá de sus narices y se quedan con la epidermis de la oferta sonora. Quizás porque los programadores piensan que el público es idiota y no aceptará algo radicalmente nuevo. Quizás porque los mismos programadores reciben ciertos beneficios económicos que los obliga a poner determinado tipo de música. Quizás. Quizás.

Existe algo, sin embargo, que da una luz de esperanza a esta noche oscura. Y eso es el ejercicio de tu libertad, querido lector / oyente. Si no te agrada o no te es suficiente lo que escuchas en la radio, pregúntales a tus amigos o conocidos, ve a una discotienda surtida, revisa en internet, o, por último, haz tu propia música. Lo importante es que encuentres algo que llene, por lo menos momentáneamente, la necesidad natural que tienen tus oídos de ser atravesados por algo que consideren bello. Y si algún día llegaras a trabajar o dirigir una radio, trata de apostar por la multiplicidad de opciones, porque la única manera de realizar a plenitud la libertad es teniendo la posibilidad de elegir entre la mayor cantidad de caminos. ¿Y cuál es el camino correcto? Eso sólo tú lo sabes.


Julio Meza Díaz


(1) Debo señalar que existen dos emisoras (Radio Filarmonía y Doble Nueve) que apuestan por una señal distinta. La primera se dedica de manera especial a la música de cámara; y la segunda al rock anglosajón más rebuscado. Por otra parte, si se busca con lupa, se puede hallar algunos programas, de muy pocas horas de duración, que tratan de darle nuevos aires al dial peruano. Sin embargo, ambos casos (las emisoras y los programas) constituyen la excepción que, lamentablemente, confirma la regla.

Radios peruanas que recomiendo: