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viernes, 22 de junio de 2007

Disco: Limón y Sal (2006)



Solista: Julieta Venegas (México)

Debo confesarlo: me gusta su tierno rostro y su grácil cuerpo. Su voz, tan liviana y poderosa como la de una adolescente, me encandila hasta el enamoramiento. Es más, en una ocasión, en uno de sus vídeos, logré contemplarla en sostén. Y, como es obvio, suspiré y elucubré fantasías. Ay, Julieta, para mí, eres el imposible femenino… Pero como cantautora, aún no me convences.

Empiezo con sus singles. “Me voy” es el primero que ha sonado en las radios. Si lo compara con los hits de su álbum anterior, querido lector / oyente, verá que no trae nada nuevo. Es una canción pop que, como en los finales de las tiras cómicas de Condorito, hará muy pronto ¡plop! Así es. Las radios dejarán de tocarla y desaparecerá en medio de las millones y millones de canciones que se han hecho con la misma estructura sonora y el mismo fin comercial. “Limón y Sal” es el segundo sencillo y le da nombre a la producción. Esta pieza tiene un detalle especial. ¿En dónde está? ¿En la melodía? No. ¿En las líricas? Y, como dicen las novias emocionadas frente al cura, debo decir: ¡Sí! La voz suelta: “te quiero con limón y sal”. Es cierto, no es un verso deslumbrante, pero hay algo que se tiene que rescatar. La gran mayoría de canciones de amor hablan de una pareja que se visualiza como si fuera la perfección encarnada. Pero, en este caso, se hace referencia a alguien con defectos, o, como diría el protagonista del cuento el Trompo, de Diez Canseco, a alguien con “quiñes”. Y eso hay que valorar. Pues se está pintando a un ser humano tal cual: con claridades y sombras. El tercer single es “Eres para mí”. ¿Cómo decirlo de forma elegante? Bueno, quizás de la siguiente manera: Julieta, si quieres perdurar, evita el chicle. Porque esa pieza es chicle-rosa-para-adolescentes. Es cierto, todos los cantantes tienen que comer de algo, y ese algo es un hit, y los hits usualmente son chicles. Pero, ¿no se pueden hacer acaso canciones chicles inteligentes? Charly García lo ha hecho. Tal vez sea muy aventurado decir esto, pero creo que Julieta también puede hacerlo.

Pero dejo a un lado los hits. Buceo en los otros tracks. Hay pues, en medio de los residuos tóxicos, corales bellos y, más al fondo, tesoros refulgentes. Por ejemplo, “Canciones de Amor”. Esa es una gema que brilla en la más oscura profundidad. Con el formato de una tradicional pieza mimosa, Julieta señala la impostura del género romántico. “Estoy tan cansada de las canciones de amor/siempre hablan de un final feliz/bien sabemos que la vida nunca funciona así”, dice Venegas, contradiciendo la lógica del cliché. Otra joya es “A dónde sea”. Con gran frescura, y ritmos guitarreros, la voz se preocupa en sí misma antes que en el otro: “Tengo una cita pendiente/con mi soledad/para ver quién soy cuando nadie está mirando”. No, estimado lector / oyente, no es egoísmo, es inteligencia.

Y bueno, ¿lo demás? Pues lo dejo a tu criterio. Deja que fluya ese crítico renegón que llevas dentro. Ahora me despido, sin antes agregar que, Julieta, pese a tu disco, y debido justamente a él, sigues siendo mi imposible femenino.

Julio Meza Díaz

Gracias a You Tube algunos videos:





Disco: Hospicios (2005)



Grupo: Leucemia (Perú)

El protagonista de La Vecina Orilla, uno de los tantos personajes de Mario Benedetti, se equivocó. No necesariamente lo maduro es lo más cercano a lo podrido. Los leusémicos, por ejemplo, han madurado de un estilo intencionalmente sucio y sencillo (con claros rasgos punks, aunque el F. a veces lo niega de modo terminante) a otro elaborado y artificioso (basado en los principios del rock progresivo y, sobre todo, en los discos más conceptuales de esta forma sonora). Y, por supuesto, este proceso de maduración no los ha acercado ni mucho menos arrojado a la podredumbre. Leusemia, pues, se halla tan fresco y vital como un potrillo impetuoso. Esto lo demuestra su última producción, Hospicios, que ha marcado un impresionante record de ventas. Dejando atrás la influencia explícita (casi un calco) de Pink Floyd, y los ingenuos arreglos pseudo sinfónicos (todavía recuerdo el insoportable agudo de violín que acompañaba a varias de sus canciones), que se pueden apreciar en álbumes como Moxón, Yashija y Al final de la calle/Los sótanos de la angustia; Hospicios abre las puertas a Leusemia a un sonido progresivo particular, que se funda en una certera intuición creativa y en el constante ejercicio musical. Estructurado como una suerte de sinfonía (con dos “aktos” compuestos de varias partes que podrían denominarse movimientos), narrando las experiencias de Sebastián y Alejandra a lo largo de su visita por el Hospicio del doctor Mancer (representante simbólico del status quo y que, irónicamente, si su nombre llevara una tilde en la a, significaría hijo de puta), y dándole voz a los confusos estados subjetivos de los dementes; Hospicios presenta piezas verdaderamente vibrantes, que demuestran el dominio de los sonidos del metal progresivo (hay que destacar, en expresiones técnicas, sus variaciones de indicador de compás), y, además, presenta también canciones que de seguro serán coreadas hasta el paroxismo en las futuras presentaciones de los leusémicos (en este saco entran: “El hombre del otro día”, “El hombre ke no podía dejar de masturbarse”, “El hombre que conversaba kon la Luna” y “Cenáculo o el Adiós a los celadores de la Cordura” –que, a mi parecer, es especialmente conmovedora-). Ahora bien, en esta producción, el F. (como cualquier otro individuo, como los políticos, como los militares, como los curas, como yo o como tú), no es infalible. La lírica, cuando trata de ser surrealista, se torna más bien huachafista. Como dicen por ahí, para muestra un botón: “Navegaba entre las piernas de tus dedos/y de pronto una luz se sentó” (sic). En fin, al respecto del Hospicios, se puede decir en pocas palabras que el saldo es positivo. ¿Quieren más comentarios sobre este disco? El F. dixit: Ya, pe… pero… otro día.
Julio Meza Díaz

Gracias a youtube, algunas canciones del Hospicios:





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Presentación

En Lima, en una mañana fría de invierno, inicio este proyecto con sueño pero con entusiasmo. Espero que, con el paso de los días, me acostumbre a postear y tú, querido lector, te acostumbres a leerme y, sobre todo, a escuchar un disco.