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viernes, 22 de junio de 2007

Disco: Hospicios (2005)



Grupo: Leucemia (Perú)

El protagonista de La Vecina Orilla, uno de los tantos personajes de Mario Benedetti, se equivocó. No necesariamente lo maduro es lo más cercano a lo podrido. Los leusémicos, por ejemplo, han madurado de un estilo intencionalmente sucio y sencillo (con claros rasgos punks, aunque el F. a veces lo niega de modo terminante) a otro elaborado y artificioso (basado en los principios del rock progresivo y, sobre todo, en los discos más conceptuales de esta forma sonora). Y, por supuesto, este proceso de maduración no los ha acercado ni mucho menos arrojado a la podredumbre. Leusemia, pues, se halla tan fresco y vital como un potrillo impetuoso. Esto lo demuestra su última producción, Hospicios, que ha marcado un impresionante record de ventas. Dejando atrás la influencia explícita (casi un calco) de Pink Floyd, y los ingenuos arreglos pseudo sinfónicos (todavía recuerdo el insoportable agudo de violín que acompañaba a varias de sus canciones), que se pueden apreciar en álbumes como Moxón, Yashija y Al final de la calle/Los sótanos de la angustia; Hospicios abre las puertas a Leusemia a un sonido progresivo particular, que se funda en una certera intuición creativa y en el constante ejercicio musical. Estructurado como una suerte de sinfonía (con dos “aktos” compuestos de varias partes que podrían denominarse movimientos), narrando las experiencias de Sebastián y Alejandra a lo largo de su visita por el Hospicio del doctor Mancer (representante simbólico del status quo y que, irónicamente, si su nombre llevara una tilde en la a, significaría hijo de puta), y dándole voz a los confusos estados subjetivos de los dementes; Hospicios presenta piezas verdaderamente vibrantes, que demuestran el dominio de los sonidos del metal progresivo (hay que destacar, en expresiones técnicas, sus variaciones de indicador de compás), y, además, presenta también canciones que de seguro serán coreadas hasta el paroxismo en las futuras presentaciones de los leusémicos (en este saco entran: “El hombre del otro día”, “El hombre ke no podía dejar de masturbarse”, “El hombre que conversaba kon la Luna” y “Cenáculo o el Adiós a los celadores de la Cordura” –que, a mi parecer, es especialmente conmovedora-). Ahora bien, en esta producción, el F. (como cualquier otro individuo, como los políticos, como los militares, como los curas, como yo o como tú), no es infalible. La lírica, cuando trata de ser surrealista, se torna más bien huachafista. Como dicen por ahí, para muestra un botón: “Navegaba entre las piernas de tus dedos/y de pronto una luz se sentó” (sic). En fin, al respecto del Hospicios, se puede decir en pocas palabras que el saldo es positivo. ¿Quieren más comentarios sobre este disco? El F. dixit: Ya, pe… pero… otro día.
Julio Meza Díaz

Gracias a youtube, algunas canciones del Hospicios:





2 comentarios:

Xpablo dijo...

recien me he bajado el disco hospicios lo he escuchado ya varias veces pero a mi gusto solo a algunas canciones les encuentro gracia esa de la moneda q dio vueltas q bla bla... parte 3 xD el de la mujer que buscaba al asesino o algo asi todas las partes (jaja disculpen es que no tengo el disco a la mano)y las 2 ultimas del disco. Pero me sigo quedando con el disco al final de la calle como favorito con todo y eso del violin y melodias medio sinfonicas q por ahi lei que lo criticas, bueno es cuestion de gustos creo

Julio Meza Díaz dijo...

Estimado Xpablo:

Te recomiendo que escuches más rock sinfónico. Sobre todo a los ingleses. Cuando los conozcas al detalle, te darás cuenta que Leusemia (en su etapa progresiva), ha conseguido un sonido menor que el logrado por sus modelos. Claro que esto no se aplica a su último disco, Hospicios. En esta producción Daniel F. y compañía ha logrado elaborar productos musicales consistentes, que se ligan en una lógica conceptual. Cosa que hizo en su momento Pink Floyd y The Who, entre otros.

Gracias por participar.

Y disculpa por no haberte respondido a tiempo.

Julio Meza.