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domingo, 9 de diciembre de 2007

Disco: Rodolfo (2007)

Solista: Fito Páez (Argentina)

En una ocasión, un amigo bonaerense me dijo: “cuando un argentino canta, las estrellas brillan con mayor intensidad”. Y, con la sorpresa que causa lo inexplicable, me parece que su afirmación no tiene error alguno, pues, mientras escucho el Rodolfo, el último disco de Fito Páez, veo a través de mi ventana la noche despejada que, desde que sonó la primera nota de piano del rosarino Fito, muestra puntos dorados y plateados incandescentes que crecen y crecen como si estuvieran atrapados en un estallido infinito. Esto demuestra una cosa: que Fito lo logró otra vez. Es decir, ha embelesado a su público; ha conquistado nuevos oyentes; ha hecho vibrar a sus compañeros: los astros.

Soy capaz de seguir lanzando alabanzas para Fito, pero tengo presente la máxima que guía estos comentarios: no ser tan regalón con mis adjetivos.

Comenzaré por lo feo para que luego reluzca lo bello.

Me parece que Fito ha conseguido hacer un álbum interesante, pues tiene un concepto musical que está definido por el uso sencillo de la voz acompañada por un piano. O sea, como diría un criollo avispado, “casi casi y Fito por poco toca con la voz calata”. Y, a mi parecer, ese rasgo es resaltante, pero a la vez problemático, porque sus canciones suenan como si carecieran de arreglos, como si no estuvieran del todo terminadas, como si fuera un ensayo antes de la grabación. Por otro lado, las líricas son demasiado claras, y esto, para mí, no es un defecto. Sin embargo, hay que recordar que algo de la magia de la verdadera poesía consiste en guardar el secreto de lo hermoso, de lo lejano y brillante, detrás de los mantos livianos y sedosos de los términos claroscuros. Los orientales lo sabían muy bien. La luz tenue, la penumbra ligera es el ambiente adecuado para lo hermoso.

Sobre lo mejor, diré algunas palabras, muy escasas en realidad, pues de lo bueno, como dicen lo viejos, se debe dar poco para que sea doblemente bueno.

Recomendaré unas cuantas canciones, pues todas son de regular para arriba, pero, para ser sincero, solo algunas me parecen resaltantes. En este grupo están: Si es amor, Siempre te voy a amar y El verdadero amar. Como es evidente, el tema amoroso se pone sobre el tapete, y se habla de éste mostrando sus contradicciones, sus obsesiones y sus problemas; quedando demostrado que sobre el amor se ha escrito mucho y se puede seguir escribiendo más todavía. Comentario aparte merece Sofi fue una nena de mamá. En esta canción se narra la triste historia de Sofi, una joven que, con su triste existencia, demuestra que sufre más el que lo tuvo todo y luego no posee nada, pues vivir dos situaciones rotundamente contradictorias empuja al ser humano a sus límites existenciales. Por otro lado, quiero señalar dos piezas, las únicas piezas instrumentales de este disco: Nocturno en sol y Waltz for Marguie. En ellas, Fito demuestra su maestría en la composición y, sobre todo, en la ejecución de música de cámara. Esto significa que, si Fito se va al carajo como músico de rock, podría dedicarse a concertista de salón o pianista de club nocturno.

Y bueno, ahora esperaré con curiosidad la siguiente obra del rosarino, quien brilla, brilla en el firmamento, como un cometa que avanza y avanza con la libertad que solo se logra cuando se está en el infinito o en el ejercicio placentero y pleno de cualquier arte.
Julio Meza Díaz

You Tube para nosotros:







2 comentarios:

Anónimo dijo...

Luego de "el amor después del amor" el mejor disco de Fito, para mi gusto.
Uno de esos CD's que se dejan correr enteros de principio a fin.
Enjoy it...

Julio Meza Díaz dijo...

Anónimo:

Che, no concuerdo con su comentario, pues a este (el cd Rodolfo) le precedieron otros grandes discos del rosarino; sin embargo, estoy de acuerdo en que es un buen trabajo, como para escucharlo como usted sugiere: de corrido.

Saludos,

El Gaucho Inefable.