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martes, 24 de febrero de 2009

Miguel Ángel Vidal – Bareto no me gusta


Miguel Ángel Vidal, miembro fundador y líder de la banda Voz Propia, me regaló algunos minutos de su tiempo para responder a mis curiosidades de melómano y pseudo periodista. Entre otros temas, Miguel Ángel me habló de sus gustos musicales y su actual postura política. Querido lector / oyente, arrójale una mirada a esta conversación, y juzga por ti mismo si los años han apagado el fuego rebelde de Miguel Ángel o, por el contrario, lo han atizado dándole mayor fuerza.

“El Manifiesto”, que salió el 2006 y es el último disco en estudio de Voz Propia, lleva un título bastante significativo. Por este motivo, cuando uno escucha sus canciones, espera que el grupo haga referencia a un “manifiesto” político o estético. Pero eso no sucede en el disco. ¿Por qué entonces ponerle “El Manifiesto”?
“El Manifiesto” viene de un fragmento que saqué y edité de Kandinsky, quien es de comienzos del siglo 20. Era un manifiesto de este artista sobre una toma de posición al respecto del arte. En aquel entonces, había una tendencia de los artistas de hacer de su trabajo un medio de expresión político e ideológico. Esta es la historia de la canción “El Manifiesto”. Y fue el título del disco porque las producciones de Voz Propia y la postura de Voz Propia no ha sido superficial o ajena a lo que ocurre en su entorno. Voz Propia, en sus letras, siempre ha querido transmitir un mensaje que apuesta hacia algo. El modo no tiene que ser un discurso directo ni panfletario ni hacer referencia a un hecho político concreto. Partimos del reconocimiento de uno mismo y de una perspectiva al respecto de la sociedad. Yo sigo pensando que los artistas juegan un papel importante en la sociedad. Creo que es importante que haya un matiz en el rock, que existan diversos tipos de bandas que expresen cosas de formas diferentes y que hablen de su época.
Ahora bien, en el disco hay temas que tocan el asunto político. Por ejemplo, “Invisible”, que hace referencia a las personas que, en la sociedad, son relegadas, que no tienen voz de protesta y que la ley y el estado las ignoran. Esto se basa en un hecho personal que me pasó en el trabajo. Y empecé a reflexionar sobre el mismo. Y le sumé referencias de Manuel Scorza, que presenta un personaje que es invisible porque la gente y las autoridades no lo escuchan. Hay un tema llamado “Monocarbono”, que habla del asunto racial, sobre las personas que se creen más que otras. “El Destripador” es de rollo existencial. Trata sobre las caretas. Lo que vemos de las personas son máscaras. No sabemos que hay dentro de ellas. “Terrible melodía” hace referencia a canciones que a uno le afectan, le chocan. “Lentes amarillos”, que es más light, aborda tópicos como la depresión, que es resuelta con un elemento material. Y esto es un cuestionamiento a cómo las personas tratan de resolver sus problemas con objetos y hasta con otras personas. “La canción sin fin”, que es un tema muy sencillo, lleva un plus. Para la letra, me basé en la filosofía del oriente. Los mantos persas nunca eran terminados, porque, si los acababan, las cosas se terminaban definitivamente. En cambio, cuando algo se deja inconcluso, es porque siempre hay un modo de continuarlo.
Entonces, digamos que este es el rollo de “El Manifiesto”. Hay grupos que tratan de rellenar las letras, o sólo hablan de una chica, como si estuvieran enamorados todos los meses y años de su vida. Y eso es un cliché.
Por otro lado, con el título traté de darle una nueva estética a la banda. Es difícil que un grupo cambie radicalmente. Voz propia ha tratado de mostrar un matiz distinto en cada disco. Pero siempre se nota nuestro estilo. No obstante, en “El Manifiesto” hemos querido dar a notar ese cambio. Como entró Ramón Escalante en la guitarra, hubo arreglos que trabajamos juntos. Y él tiene un modo diferente de ver las canciones a, por ejemplo, Raúl Montañez, con quien trabajé mucho tiempo. Hay varios temas que tienen riffs o formas de tocar la guitarra que se diferencian a lo que hacíamos antes. Es más, Ramón canta en algunas canciones. Y bueno, quise plasmar estos cambios en la estética del disco, la cual se basa en una pintura de Kandinsky. Sin embargo, yo creo que “El Manifiesto” no es totalmente blanco como la carátula lo indica. En este disco hay todavía un rollo oscuro como en “El flechado”, “El club de la pelea” o “El destripador”.


“Los días y las sombras” tiene la imagen de un guerrillero en la carátula, en el último disco de estudio el título es “El manifiesto”. Voz Propia hace una clara referencia a contenidos políticos. ¿Cuál es la perspectiva política de Voz Propia en la actualidad? ¿Hay una diferencia con lo que la banda afirmaba en los 80?
Yo vengo de una época en la cual había mucho rollo político. Aún se creía que las cosas se podían cambiar. Se hablaba mucho de comunismo y socialismo. Pertenecí a muchos círculos de ese tipo. Un poco que por ahí entré con el rock subterráneo. La idea del grupo era hacer una revolución. Es decir, que el grupo sea un canal para expresar cosas o, como se decía en aquel entonces, despertar conciencias. Y ese criterio varió, porque en los 90 el mundo dio un giro políticamente. En lo personal, cambié también, como muchos otros. Pero no he variado radicalmente. En los 80, mi perspectiva era rebelde y, de alguna manera, ingenua, pero en el fondo verídica y buena, porque en Voz Propia vivíamos nuestra época y decíamos lo que teníamos que decir. Protestábamos contra algo. Y esto fue muy vital e importante para los jóvenes.
Ahora bien, en estos años han cambiado algunas cosas, pero no todas. Siguen habiendo contradicciones de parte del sistema, como lo que ha sucedido con la crisis a nivel mundial. Sigue habiendo pobreza. Que las ideas socialistas no funcionaran no significa que desaparecieran las contradicciones del sistema capitalista. Cada vez los ricos son menos, y cada vez la masa de abajo, que no tiene dinero, crece en número. Por otra parte, en el Perú sigue habiendo estereotipos. En los 80 había el criollo y el chicha. Y ahora, la criollada y la chicha se han mezclado. Y este estereotipo igual lo critico. Pues es el tipo que te puede meter el auto, que te puede robar o pasarse la luz roja. Es un tipo de mucho dinero, que viene de una clase alta, que es una señora o un señor, como también es un tipo muy achorado, que proviene de un barrio popular. Esa es, pues, la nueva careta del Perú. Y el que tiene conciencia de esto lo va a criticar. Esto significa que hay muchas cosas por las cuales pelear. Creo que la juventud de ahora tiene muchas cosas qué decir. Por ejemplo, el internet ha provocado muchos cambios. Hay excesiva información en la red. Pero yo a los trece años sabía más que un chico actual de la misma edad. Y esto hay que verlo reflejado en el arte. Pero los jóvenes viven sin cuestionarse, sin despertar. En el Perú la cosa está un poco plana, no así afuera.

Hubo un concierto famoso de Voz Propia en los 80, en donde quemaron una bandera norteamericana y arrojaron al público una paloma muerta. ¿Volverían a repetir esa performance en la actualidad?
En los 80 Voz Propia era emblemático. Teníamos un público y éramos masivos a diferencia de lo que somos ahora. Y había un contexto político. En aquel entonces era muy peligroso lo que hicimos. Te metían a la cárcel por hacer cosas parecidas. En la actualidad, somos una banda que toca en pequeños conciertos para poca gente. Somos una banda underground. Y no creo que se dé la situación de hacer lo mismo que en aquel concierto. Me parece que, si fuéramos una banda masiva como, por ejemplo, Leusemia, tendríamos un compromiso y un discurso más abierto.
Por otro lado, algunas cosas van cambiando de acuerdo a la época. Cuando tiramos la paloma, nadie criticó el hecho de que sea una paloma muerta. Pero si lo hiciéramos ahora, todo el mundo saltaría porque se intenta proteger a los animales. En lo que respecta a la bandera norteamericana, es algo que sí se podría hacer. Creo que la bandera norteamericana ha sido rota, quemada y orinada por un montón de gente. Hace poco, por de la Gaza, hubo una marcha y se llevó una bandera norteamericana.
En la actualidad no estoy tan involucrado en lo político como en los 80. Pero eso no significa que deje de participar. Por ejemplo, en el trabajo, estuve muy metido en lo que es el sindicato: fui el secretario general. Cuando uno crece, va encontrando otra forma de decir las cosas.

Dices que Voz Propia no es un grupo muy masivo. Sin embargo, en el 2006, con la salida de “El Manifiesto”, en la encuesta de fin de año de El Comercio, Voz Propia alcanzó el puesto de mejor grupo de rock del año. ¿Tú crees que eso se deba al cambio en la estética sonora del grupo?
Sí, un cambio en una banda genera atención en el público. Voz Propia está presente en lo que está sonando ahora. Muchos artistas han tratado de variar en sus componentes y de variar su obra. Por ejemplo, David Bowie, que logró eso a diferencia de sus contemporáneos como Led Zeppelin, Yes, Roxy Music, Deep Purple y tantos otros más, quienes mantuvieron una estética y lograron un tiempo de duración pequeño. Entonces, eso que ha alcanzado David Bowie es más o menos lo que he tratado de hacer con Voz Propia.
Ahora bien, hay mucha gente que sabe de la banda, compra el material, pero que no va a conciertos. Sucede que no nos hemos manejado como los grupos que están sonando y tocan en conciertos masivos. Eso no significa que no podamos tocar. Hemos estado en presentaciones con bastante público como invitados. Claro que, generalmente, hacemos conciertos solos o máximo con un grupo que nos acompaña. De ese modo hemos creado un espacio.

Voz propia ha pasado por tres décadas: los 80, 90 y la que está terminando. ¿Cómo se manejó la banda en su relación con la música imperante en aquellas épocas? Me refiero a su vinculación en los 80 con el rock en español para las masas –Río, Hombre G, etc.–, en los 90 con la technocumbia, y en el 2000 con el reggaetón.
Como las demás bandas de nuestro circuito, nosotros nos hemos preocupado solo de hacer nuestro trabajo. No somos una banda que vive de la música, una banda comercial que está regida por parámetros del sistema. No vamos a dejar de hacer música porque la venta de nuestros discos haya bajado. Casi siempre hacemos lo que queremos: editamos y tocamos cuando queremos. Nos guiamos por lo que sentimos. Así fue en los 80 y hasta ahora seguimos igual. Los integrantes del grupo han variado, pero los que restamos y los nuevos continuamos con la música. Obviamente, hay épocas en que suena poco rock y en que vienen menos grupos, y también sucede lo contrario. Sin embargo, desde los 80, nosotros seguimos nuestro propio ritmo: sacamos nuevas canciones, y, por esto mismo, editamos nuevos discos. Esto último, por cierto, significa una inversión económica. Y, felizmente, hasta ahora las cosas se han ido dando.
Ahora bien, lo importante también son nuestras vidas. Yo tengo cuarenta y cuatro años. Mi día a día ha cambiado, pero no mucho en el sentido de responsabilidades. No soy casado. No tengo hijos. Tengo mis propios horarios. Entonces, sigo haciendo lo mismo de los 80. Las responsabilidades empujan a que las bandas dejen de trabajar en sus asuntos. Porque tener una banda implica invertir tanto tiempo como plata.

¿Qué música escuchabas en los 80?
En los 80 escuchaba bandas punk, como “The Clash”, “The Jam”. Y algunas bandas de atrás, como “Iggy Pop”, “The Velvet Underground”, “David Bowie”. Y músicos que devienen del punk, y que luego hicieron música diferente: “Joy Division”, “Bauhaus”, “Dead Can Dance”, “Cocteau Twins”, a los cuales hasta ahora escucho. No me pegué mucho con “The Cure”, “Depeche Mode” o “U2”, porque eran bandas que sonaban bastante, de modo que no era necesario tener un disco de ellos. Escuchaba también hardcore. Lo interesante era que mis amigos y yo estábamos abiertos a nuevos sonidos. Por eso las bandas trataban de sonar diferentes. No fuimos como algunos que solo se dedicaban a consumir un único estilo de música.

¿Varió tu gusto musical en los 90?
En los 90 no me pegué demasiado al grunge. No me gustaba “Nirvana” ni me gusta. Pero sí escuchaba otras bandas que me parecían mejores, como “Stone Temple Pilots”, “Pear Jam”, “Smashing Pumkings”. Sin embargo, como te dije, no me agradaba tanto el grunge. Más bien, con lo electrónico sí tuve más cercanía. Te puedo mencionar a “Flaming Lips”, por ejemplo, que es una banda que viene de atrás. En los 90, además, empecé a perder la pista de muchos músicos. En los 80 sí sabía los nombres de los discos, de las canciones, pero en los 90, no.
En los 2000, me enganché con la música indie.

¿Indie inglés?
Sobre todo. Pero también americano. El español no me gusta. Para mí, es muy fresa y light. En el new rock, me gustaron los “Killers” y otras bandas, las cuales no me impactaron tanto. No obstante, “Band of Horses” o “MGMT” sí me despiertan ese sentimiento de los 80 cuando descubría grupos nuevos, pues tengo la sensación de estar ante algo muy fresco y juvenil. De los “MGMT” me agradan mucho sus atuendos, que salgan con capas, etc. El rock and roll también es eso. No sólo es mostrar una imagen dura.

De rock peruano, ¿qué estás escuchando ahora?
Hubo un tiempo en que iba a conciertos de bandas nuevas. Y cuando tocaba con Voz Propia, escuchaba a los otros grupos. Pero en realidad ahora no estoy animado con la producción peruana. Las bandas antiguas, de gente que viene de los 80, tienen algunos temas que me gustan. Por ejemplo, “Cementerio Club” posee una que otra canción que me agrada. Igual me pasa con Rafo Ráez y Mar de Copas. No he escuchado mucho de “Inyectores”. A “Leusemia” sí le he prestado atención, pero “Leusemia” nunca fue muy interesante para mí. Me parece que, cuando empezaron, no eran nada nuevo y no apostaban por mucho. Y ahora, la música de Daniel, para mí, no es nada novedosa. Y de las bandas nuevas, he seguido un poco a Turbopótamos y Manganzoides –estos últimos han cambiado su nombre a Protones–. Pero, básicamente, me agradan algunos temas.

¿No te gustan discos completos?
No. Francamente, no he encontrado un disco bueno. Claro que no he escuchado todo, para darte una afirmación absoluta. Pero las cosas a las que he prestado atención no me han gustado. Y no es por ser egocéntrico, pero no he hallado un disco como “El Manifiesto”, en el que todas las canciones son parejas y se escucha de principio a fin. Claro que, ahora que recuerdo, me ha agradado Pestaña por sus letras (musicalmente le falta chambear algunas cosas) y también Electro Z, que tiene un disco bueno. Pero, ponte, Bareto no me gusta. Son comerciales, porque ellos representan la música que tiene que hacer un pituco para que estos mismos puedan escucharla. Además, tienen muchos covers. Pero como rock and roll no me parece interesante.

¿No te gusta ni el primer disco de Bareto, llamado Boleto?
Las primeras canciones que ellos sacaron las escuché en vivo, en la noche. Tocan bien, están preocupados en su sonido. Pero esa honda a lo Santana y vernácula, moviéndose en barranco, no me animaba mucho. A mí me agrada lo contacultural y lo que rompe esquemas. Siempre busco algo nuevo, que no encaje con los estereotipos tradicionales limeños, de lo criollo, negroide, etc. Porque esto de quedar bien con todos, de tener salvada la crítica que menciona que un grupo rescata sonidos peruanos, que dice que esto debe ser tomado en cuenta por su raíz típica y tradicional, ese discurso, pues me parece recontra cagón y una huevada. Me parece que si uno va a sacar ritmos peruanos tiene que ser algo fresco, que sea ruptura. Por eso creo que es más interesante lo que hace Miki Gonzáles. En realidad, no me gusta el estereotipo del barranquino, que es medio hippie, que le gusta de todo y que con nadie se molesta. Además, las canciones del primer disco de Bareto eran muy largas, progresivas, con muchos solos, que no concretaban en melodías. Los de Bareto se dedicaban a jugar, escalear, pero no definían nada. Ser hábil en algo no significa que se sepa concretar.

En “El Manifiesto” hay una mención a un texto de Manuel Scorza (“Invisible”, que proviene de la novela “Garabombo el invisible”). Dime, ¿qué textos de la literatura peruana has leído de los cuales crees que han partido tus líricas?
En realidad en “Invisible”, Scorza es una influencia. No he tomado ningún texto de él. Pero bueno, yo he leído desde muy niño. En el colegio consumí libros de Scorza, Arguedas, Ciro Alegría, Julio Ramón Ribeyro y Vargas Llosa, con sus primeros libros. Estas lecturas son un background que uno tiene.

¿Qué estás leyendo ahora?
Estoy leyendo sobre asuntos de tecnología, ciencias.

¿Qué libros?
Cosas al respecto de la Inteligencia Emocional. Y, como estoy llevando una maestría en museología –trabajo en museo–, estoy leyendo mucho sobre ese tema, comunicación, administración, empresa. A veces leo poesía.

¿Cuáles de poesía?
Ahora no recuerdo los títulos. Pero un amigo que edita poesía, que tiene el sello Universo Bakterial, me ha jugado unos libros. Él diseño la carátula de un disco en vivo de Voz Propia, y nos ha prometido que diseñará la portada del siguiente. Por otra parte, siempre estoy revisando cosas de Rimbaud o Baudelaire. De Rimbaud he incluido algunos de sus versos en lo que será el nuevo disco.

Una pregunta para cerrar. Dime, ¿Rafo Ráez o Pedro Suárez Vértiz?
Son músicos diferentes

Pero ambos son solistas, cumplen su cometido en espacios diferentes, son buenos en lo que hacen a su modo, tienen su propio público.
Creo que opto por Rafo Ráez. Él es prolijo y edita más discos. Y su trabajo está ligado más al rock. Tiene la intensión del artista. Está regido menos por los cánones comerciales. Siempre saca discos. Hace poco sacó uno con poemas de Watanabe. Maneja un compromiso consigo mismo, que lo impulsa a sacar productos coherentes. En cambio, Pedro Suárez Vértiz está manejado a otro nivel: el comercial. Él no trabaja álbumes. No se ve un progreso en sus discos. No hay un manejo a nivel de su arte como lo que uno ve en los grupos de rock de afuera. Él saca singles que salen por ahí, y suenan, y eso es motivo para que haga algo más.

Muy bien. Gracias, Miguel.
Ok.

Y este fue el diálogo con Miguel Ángel Vidal. Querido lector / oyente, espero que lo hayas disfrutado leyendo como yo lo disfruté realizándolo. ¡Hasta la siguiente entrevista!
Julio Meza
Foto sacada de Terra.
En primer plano, Miguel Ángel Vidal.
Con el permiso del mismo Miguel Ángel,
cuelgo para ti, estimado lector / oyente, la canción
"El Manifiesto" del disco del mismo nombre.

2 comentarios:

J.L.M. dijo...

Buena entrevista, a Voz Propia los conozco muy superficialmente pero sus respuestas demuestran la gran general de los rockeros latinoamericanos: que no tienen mucho amor propio por sus propias escenas (Lo cual, el fundamenta y explica sus razones, lo cual yo entiendo), claro con la excepción argentina. Y eso repercute luego, cuando queremos hablar a un nivel panamericano.

Creo que la pregunta sobre Pedro o Rafo era muy obvio, teniendo en cuenta lo dicho previo.

¿Cual será el proximo? Si entrevista a Wicho García preguntale por el incidente de Narcosis en Colombia, que aqui casi nadie conoce. Saludos.

Anónimo dijo...

Muy buen trabajo, solia escuchar a voz propia alla por los 80's. tengo sus ultimso discos, pero como el mismo musico dice, lo mejor de ellos tambien esta representado por canciones y no en discos completos...tengo un blog... www.discosinauditos.com